Opciones de almuerzo

Corte Charcutería: consistencia, calidad, variedad y precio

Corte Charcutería pareciera prestar atención al detalle y eso termina traduciéndose en una de las experiencias más valiosas en la escena porteña actual.

Leandro Caffarema

Corte Charcutería

Echeverría 1290

En el sentido opuesto de la opinión que prevalece en cuanto a la gastronomía para la Ciudad de Buenos Aires, éste comensal cree que la primavera que se lee no es real. Como en restaurantes tres o cuatro veces por semana y mis experiencias gastronómicas suelen ser ordinarias y mediocres. Si uno pide cinco platitos, tres están "mmmmmmmm", uno está bien y otro está mal, el resultado final para mi es ese: ordinario y mediocre. Adicionalmente le doy valor a cosas que hoy la mayoría de los consumidores pasa por alto: la mantelería, la vajilla, la cristalería, lo cómodo e incómodo de las sillas y butacas, el tamaño de las mesas (y su comidad) y un montón de cuestiones que están relacionadas de manera más o menos directa con el servicio que brinda un restaurante.

Y acá tiene mucho peso el valor de ticket. Uno puede pasar por alto la falta de confort (incluso la falta de limpieza) cuando una comida es buena y el resto de los detalles son malos pero el ticket es muy bajo. Más difícil resulta querer justificar un ticket alto con una comida buena pero con un restaurante descuidado en los aspectos por fuera de su cocina. Imposible cuando (y hay decenas de ejemplos de este tipo en la Ciudad de Buenos Aires) cuando la comida es mediocre y el resto inexistente.

Otra cosa que en mi opinión suma valor a la hora de calificar un restaurante son cuestiones que sí están relacionadas con la comida y quizás no en forma específica con el plato. Por ejemplo es más difícil y meritorio cambiar regularmente la carta que no hacerlo. Aquí entran a jugar ya cuestiones propias del negocio y del cocinero: capacidad de trabajo, capacidad creativa, espíritu de búsqueda, etc.. No hay obligación de cambiar la carta todo el tiempo pero a mi me gustan más los cocineros que tienen el mérito de estar siempre buscando cosas nuevas para hacer. No sobran ejemplos en este sentido. Por el contrario la mayoría de las cartas tienen menos movilidad que La Momia de Titanes en el Ring.

Es la quinta o sexta vez que almuerzo en Corte Charcutería en lo que va del año y muchas de las razones que expuse en los párrafos anteriores explican mi asiduidad. César Sagario, que no es amigo mío y con quien me crucé dos o tres veces con suerte, es claro que es un patrón en permanente búsqueda. Su charcutería es, tanto en proyección como en resultado final, la mejor de la Ciudad (o por lo menos la que a mi me parece la mejor). Y su ticket es asombrosamente bajo. Hay una oferta de productos que no tiene igual en otro restaurante de la Ciudad. La lonza de seis meses de estacionamiento, el queso de chancho (una maravilla), la bondiola de cerdo Duroc, la Spianata, el Rumpeto, la Cecina, el de tinta de calamar por nombrar algunos. Buenos quesos también y todas las raciones entre tres mil y siete mil pesos dependiendo de qué se trate.

La carta también incluye algunos clásicos calientes de los neobodegones como la tortilla de papas o el vitel toné, también a un excelente precio. El lugar, que tiene particularidades de Dining norteamericano y al estilo de Russ & Daughters tiene una fiambrería a un costado donde uno puede llevar para su casa, está limpio y es cómodo. El servicio cumple con lo que tiene que cumplir, es atento y amable y soluciona los pedidos rápidamente.

En resúmen: este restaurante es, dentro de su categoría, excepcional. No defrauda y es consistente en el tiempo. Ofrece productos muy por afuera de lo que se ofrece en el mercado, tanto en calidad como en variedad y además creemos que todos sus éxitos son finalmente producto de las caracteristicas del patrón y sus socios. Hay un compromiso por hacer las cosas bien. Bien para el cliente y bien para el producto. Una oferta de este tipo acabará imponiéndose.