Ultramarinos BA: no te vende ninguna lata
El local de Maxi Rossi abierto este año combina una buena propuesta informal para productos de mar con una sobresaliente relación de precio/calidad, cayendo en pocos de los nefastos lugares comunes propios de la oferta gastronómica actual.
En el comienzo del nuevo Barrio Chino extendido, que para algunos porteños es un poco kitsch-paraíso de post adolescentes de bigote "anchoita" y cachorronas de mundo de cine, se levanta Ultramarinos BA, con una sala un tanto racionalista de mucha barra y mucho gris cemento.El lugar está muy bien para primera cita o para salida de foodies. El arquitecto dejó un buen espacio aunque muy incómodo para eo personal (por ejemplo las luces de la barra estorban el servicio de vinos).Lo primero que el camarero relata es un desacierto. Dice que el lugar se llama "Utramarinos" porque utiliza productos de los mares profundos. Un desaguisado que habría que corregir.El restaurante se llama Ultramarinos seguramente por su homónimo famosísimo de Barcelona. Y si fue pura casualidad lo del nombre, bueno, habrá que creer en el sincronismo de Jung.De cualquier manera los negocios de "ultramarinos" (en España es una denominación común) eran tiendas que vendían en general productos de más allá de los mares, es decir, de América principalmente. Luego mutaron (y así siguen al día de hoy) a negocios de expendio de conservas en lata y de cosas pequeñas que se importaban como café, frutos secos, etcétera. Con lo cual sería aconsejable corregir el storytelling.El chef es Maximiliano Rossi, el mismo de @picaron.ba aunque en este caso la apuesta es menos informal (sin perder la espontaneidad). La carta es corta: entradas, platos y siders. También hay platos de día.Cómo es fácilmente deducible a esta altura del relato, el restaurante se centra en los productos del mar. Probamos siete platos:Croquetas de brandada: poca presencia del pescado. Parecían bombas de papa. La fritura correcta pero el plato merece una revisión.Cholgas con escabeche: un diez. El mejor plato de la noche. El escabeche sutil, no tapaba el sabor de las cholgas.Broccolinos y anchoas. Uno de los siders. Simple, efectivo, bien presentado y bien hecho.Cachetes de abadejo al pil pil: este plato estuvo todo bueno y bien ejecutado excepto la versión polémica del pil pil. Yo lo llamarían de otra manera porque eso no es pil pil. Igual el plato está buenísimo.Chipirones con Nduja: lo mejor son los chipirones, tiernísimos. El sofrito para lo demasiado gusto a cebolla reconcentrado. La nduja no la noté.Pimientos con aceitunas negras: otro sider muy simple y muy efectivo. Estaba perfecto.Pulpo (plato de día): es el pequeño pulpo argentino. Antes de pedirlo el camarero intento inducirnos en la historia de que "este es otro producto" diferente al pulpo español (o mejor dicho de Mauritania) en el sentido de que es un pulpo más fibroso y más duro. Igual aclaró que en la casa no son partidarios del "puré de pulpo". Bien: a mí el resultado no me gustó. El plato fue el 50% de la cuenta y en mi opinión es un pulpo más que olvidable, cuyo principal valor es ético: "poner en valor lo nuestro". Yo no soy fan de lo nuestro, prefiero la excelencia. Y por eso me gusta el foie gras aunque no sea nuestro, mucho más que una madera comestible del Impenetrable aunque sí sea nuestra. Gastronómicamente hablando no tengo temor de ser un cipayo si lo otro es más rico. Este pulpo es inferior con holgura al pulpo de gran tamaño de la costa africana o (desde ya) del Cantábrico.Conclusión: excelente RPC y buen restaurante. Un lugar para conocer y volver. Tiene la limitación actual de los restaurantes de tener una carta corta y hay que estar atentos cada cuanto tiempo la rota. Independientemente de ello y por más que las observaciones sobre los platos parezcan severas, me parece un restaurante que vale la pena y donde trata de cocinar seriamente. En esto es similar a Picarón, el otro negocio de Maxi Rossi.